Una Navidad en llamas

2020-01-28T10:10:39+01:0027/01/2020|

El 25 de diciembre de hace muchos años, como en casi todas las casas, hay cena familiar, pero este año no sería una cena como cada año para María. Tenia que ir a cenar a casa de su tía Joaquina, sus padres ya estaban adelantados en casa de la hermana de su madre. Joaquina era una anfitriona excepcional, por eso a María le gustaba ir a cenar por los manjares que ponía en la mesa su tía.

Ese año sería especial porque el hijo de unos vecinos también cenaba con la familia -sus padres tuvieron que salir de viaje a Holanda por el fallecimiento de un amigo íntimo-. El chico se llamaba Tomás.
Tomás tenía la misma edad que María. Se conocían del colegio, pero nunca hablaban por timidez de los dos. Él era moreno y muy guapo según María.

Empezaron a comer, el pica pica clásico de las fiestas, a continuación pasaron al primer plato que era cordero, ya que por la zona donde vivían María y Tomás es muy tradicional el cordero para esa noche, y entre el plato de cordero y las gambas y el marisco que tenían de segundo se bebía vino tinto para el cordero y vino blanco para el marisco.

En un momento, mientras esperaban a los postres, la tía Joaquina le dijo a María:
“¿Por qué no te acercas con Tomás a casa de los Anafre (eran una pareja mayor que vivían solos tres calles hacia el norte del pueblo, en las afueras) y que se vengan con nosotros a los postres? María miro a Tomás, quién con la mirada le dio a entender que no tenia ningún problema en acercarse.

Por el camino, María y Tomás fueron charlando; hablaron mas en ese rato que en todos los años de vecinos. La casa de los Anafre ya se veía, pero algo no era normal: se veía mucha claridad en la casa. Aceleraron el paso y cuando estaban cerca vieron fuego en el interior de la vivienda. Hacía poco que había empezado, porque no era muy grande. Tomás empezó a patear la puerta hasta que logro tumbarla. La pierna le dolía de la cantidad de patadas que tuvo que dar. Dentro vieron a los Anafre, inconscientes en la mesa de la cocina.

Tomás mojó un jersey con mucha agua y se lo puso en la boca, se tumbó en el suelo y se arrastró hasta llegar donde estaban los Anafre, Pilar y Anselmo. Cogió a Pilar i consiguió arrastrarla junto a María. Volvió a entrar y sacó también a Anselmo. Al pasar junto a las cortinas, cuando arrastraba a Anselmo, le cayó la barra de las cortinas encima, quemándole la espalda.

Una vez estuvieron todos a salvo, María corrió a buscar ayuda, a los padres de María y a todos los familiares que estaban en la cena , más la mayoría de vecinos que se dieron cuenta de lo que pasaba, que corrieron a ayudar e intentar apagar el fuego.

Una ambulancia se llevó a Tomás en compañía del padre de María. Las quemadas eran profundas, pero no peligraba su vida. Tomás estuvo ingresado tres meses y medio en el hospital de la capital y María acudía cada semana dos o tres veces a visitarlo. Hablando, María le preguntó a Tomás si no pasó miedo y él le contesto que no, que las fuerzas que le faltaban cuando estaba dentro de la casa y quemándose la espalda las consiguió pensando en la chica que estaba sufriendo en la calle.
María se puso roja y le pregunto qué quería decir y Tomás le dijo que estaba enamorado de ella y que si no le importaba vivir el resto de su vida con una persona un poco quemada, le gustaría intentar algo con ella. María empezó a llorar y le dijo que por supuesto que no le importaban las quemaduras y la pequeña deformación que le quedó en la pierna.

A día de hoy, siguen juntos y felices con sus tres hijos, y por las playas de Calella y Pineda se puede ver a esa pareja bañándose y paseando. A Tomás enseguida se le reconoce por las quemaduras en la espalda y la deformación de la pierna, recuerdo de un 25 de diciembre que nunca olvidará. A María no la distinguimos de cualquier otra mujer de su edad, solo por su elegancia y educación, algo que heredó de sus padres. A veces, los niños en la playa se asustan un poco de Tomás por sus quemaduras, pero cuando hablan con él se relajan porque es un hombre que inspira confianza a niños y mayores.

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