Avisos horarios

2022-05-09T12:33:18+01:0009/05/2022|

Como cada año la familia se reunía para celebrar el cumpleaños del patriarca, el señor Ramón. Es como le llamaban la mayoría de vecinos y conocido: señor Ramón. El señor delante del nombre era muy acertado. Ramón estaba casado con Conchita, todo el mundo en el pueblo lo apreciaba mucho.

Esa noche vendrían a cenar con ellos sus hijos, Montserrat y Agustín. Como solía suceder desde que abandonaron el nido los hijos, ese día estaba reservado para la familia. Siempre se reunían los cuatro para cenar, todo lo preparaba Conchita, que desde la mañana no paraba de preparar cosas para agasajar a sus hijos.

Por la mañana se levantó un poco más tarde de lo normal, el despertador estaba parado a las 7:15, antes de sonar. Ese pequeño retraso no le impidió realizar todas las cosas que tenía en mente para la cena. Ramón, como cada año, les tenía preparada una sorpresa para sus hijos (él siempre decía que no quería regalos, que prefería tener un detalle con ellos por poder celebrarlo juntos). Algunos años les obsequiaba con ingresos en sus cuentas. –el dinero que tengo a mí ya no me sirve, prefiero dárselo a mis hijos y que lo disfruten—solía comentar. Se acercaba la noche y los padres estaban nerviosos esperando a sus hijos, ninguno de los dos estaba casado ni tenía pareja.

Sonó el timbre y corrieron Ramón y Conchita, para abrirles y darles los primeros achuchones – ¡Buenas noches! – gritaron al unísono los dos hermanos.

Conchita fue la primera en abrazarlos, después Ramón la siguió. – ¡Cuantas ganas de volver a veros! —siempre repetía lo mismo la madre, a pesar de verlos semanalmente, porque se desplazaban casi cada semana para estar un rato con sus padres.

-Mamá no digas esas cosas, ya sabes que siempre que podemos venimos mi hermano o yo–replicó Montserrat.

-Tenéis razón, pero es que os añoro tanto…-

– ¿Cuándo vais a venir acompañados? – soltó Ramón.

-Ya sabes papá que eso son palabras mayores, estamos bien y eso es lo importante- respondió Agustín. Los padres tenían ganas de que tuvieran pareja y poder reunir más gente en la mesa. Ellos estaban solo por la labor de acabar sus correspondientes carreras y después estabilizarse, antes de formar una familia. Soñaban los dos con formar una familia como la de sus padres, siempre encontraron amor y ayuda en esa casa todo el que se acercaba.

-Mamá tienes el reloj de cuco parado a las 7:15, acuérdate de darle cuerda y ponerlo en hora.

-Sí no te preocupes de que lo pondré en hora más tarde-.

Después de cenar y como cada año llegaba la entrega del regalo que les hacía Ramón y Conchita. -Queridos hijos, cada año os hago un regalo, casi siempre económico, esta vez será diferente; hace siete años que os marchasteis de casa a vivir vuestra vida y nosotros nos alegramos, también hace quince que falleció vuestro hermano. Como él siempre comentaba que quería conocer Paris, y ya que desgraciadamente no será posible, aquí tenéis dos pasajes para la ciudad de la luz, con las consiguientes reservas en los hoteles.

– ¿Estos pasajes son para dentro de un rato? – interrogó el hijo -No puede ser, tenemos que trabajar mañana-.

-Tranquilos, una parte de la sorpresa es que ya hablé con vuestros jefes y está todo solucionado-.

-Pero papá, ¿cómo hiciste eso? – lloraban los dos de alegría.

-Como soléis tener ropa en casa, mamá ya os preparó las maletas- los dos hermanos estaban supercontentos.

-Tenemos que marcharnos a descansar, el vuelo es a las 7:15 de la mañana, tenemos que estar un par de horas antes para facturar- comentó la pequeña de la familia.

-Hijos, quiero que tengáis un gran recuerdo de esa ciudad, vuestro hermano siempre soñó con ir un día, vosotros seréis sus ojos, recordadlo, todo es en su memoria-

-Lo sabemos, tendremos a nuestro hermano siempre en el pensamiento durante el viaje- los cuatro se marcharon a descansar, pero la verdad es que durmieron poco; los nervios no les dejaron pegar ojo.

A las 3:15 todo el mundo se levantaba en la casa, un poco de café caliente y alguna magdalena para meterle algo en el cuerpo. Ramón saco el coche del garaje para acompañar a sus hijos al aeropuerto, el equipaje ya lo dejaron en el maletero la noche anterior, todos contentos y un poco tristes porque el tercer viajero no podía estar.

Durante el trayecto, al acercarse al aeropuerto, una gran caravana impedía ir más deprisa. -Raro esta retención- comentó el padre. -Parece que hay un accidente un poco más adelante- comentó el hijo. La caravana avanzaba muy lentamente, eran las 4:15 suerte que salieron con tiempo.

La madre daba cabezadas y no se enteró de lo que comentaban. Al pasar cerca del accidente, Conchita abrió los ojos y se espantó mientras estaban pasando junto a los coches accidentados. Le causó una sensación de repugnancia y tristeza cuando vio dos cuerpos tapados con unas mantas, habían fallecido en el accidente. Le sorprendió que el coche era el mismo modelo que el suyo, y lo que más le llamó la atención era el reloj del salpicadero marcaba las 7:15.

Una vez pasado el accidente ya se divisaba la entrada al aeropuerto, aparcaron en uno de los grandes parkings y acompañaron a sus hijos hasta el lugar de facturación. Un rato charlando y tomando un café en la cafetería, les ayudó a hacer más llevadero el tiempo de espera. Abrieron la puerta de embarque y empezaron a entrar los pasajeros, todos con caras de felicidad. Los hijos se despidieron de sus padres y entraron en el avión. Los padres recogieron el coche y abandonaron el aeropuerto, estaban felices de poder hacer felices a sus hijos.

El avión de Air France, cerro puertas y enfilo el principio de la pista de aterrizaje. Ramón y Conchita regresaban por la misma carretera que anteriormente los llevo al aeropuerto, parece que todo está normalizado.

-Air France 747, destino Paris, puede comenzar las maniobras de despegue, pista libre adelante y buen viaje-

-Gracias torre de control, iniciamos despegue- 7:14 de la mañana, las turbinas se revolucionan para despegar, los motores rugen atronadoramente.

-7:14 este sol mañanero molesta mucho la visibilidad para conducir- comentó Ramón

-Buenos días, pasajeros son las 7,16 de la mañana. La temperatura que nos espera en Paris es de 20 grados. Disfruten del viaje. Las azafatas les proporcionaran un pequeño refrigerio. Gracias, pueden desabrocharse los cinturones.

Las ambulancias y bomberos llegaron rápidamente al lugar de los hechos, un camión arroyó a un coche que volvía del aeropuerto, los dos ocupantes murieron el acto, todo sucedió a las 7,15 de la mañana, es lo que les contaron a sus hijos, durante el reconocimiento de los cuerpos.

 

Comparteix el contingut!

Go to Top