Pequeño corazón

2020-10-27T22:49:56+01:0027/10/2020|

Juan es un raterillo del pueblo, siempre comete pequeños hurtos para sacar para sus vicios, que no son pocos: alcohol, tabaco y alguna vez marihuana. Nunca usaba violencia, aunque si forzaba puertas y ventanas para entrar en los domicilios y coger todo lo que encontraba de valor. Mucha gente le temía, aunque como dije antes nunca usaba la violencia física. Su aspecto era de un matón, alto 1,90, de cuerpo fuerte y su peso 110 kilos.

Josep es una persona jubilada de 70 años, pero muy bien conservado. Se mantenía joven, porque era muy activo: cada día caminaba 6 kilómetros. Desde que se quedó viudo, hace ya 3 años, Josep tiene un hobby, hacer miniaturas con el aluminio de las latas de refresco y cerveza.

Este día 27 de octubre, Juan daba vueltas por el pueblo mirando donde podía rapiñar algo. Juan tuvo una infancia difícil: un padre alcohólico que pegaba a su madre, una madre que se suicidó cuando él tenía 5 años y lo recuerda como si fuera ayer. Entró en su casa regresando del colegio y vio a su madre en el suelo de la cocina entre un charco de sangre, se había cortado las venas y se estaba desangrando. Él se quedó bloqueado mirando a su madre y no supo qué hacer. Pasados unos minutos, salió a la calle llorando y chillando y fue cuando las vecinas acudieron y encontraron el cuadro de muerte. Esa imagen le aparecía cada día en su mente y cuando se fue haciendo mayor, la única cosa que le evadía era emborracharse y fumar marihuana y es lo que hacía un día tras otro. Para pagar sus gastos se dedicó a cometer pequeños hurtos.

Josep se jubiló a los 65 años igual que su mujer y a los 67 aquella terrible enfermedad del cáncer de mama se llevó a su mujer.

Como cada día, Josep se ponía en su mesa de trabajo y se dedicaba a fabricar pequeñas miniaturas de aluminio que luego regalaba a los amigos y vecinos. Esa noche no se encontraba muy fino y el brazo izquierdo le dolía un poco desde la mañana, el pecho le apretaba un poco y sentía calor por lo que dejó abierta la ventana del salón para que entrara el aire.

Juan vio una ventana abierta y no se lo pensó, de un salto se subió al balcón y silenciosamente se introdujo en la vivienda. Era raro, varias luces encendidas y no escuchaba a nadie. Se acercó a una habitación y registrándolo todo encontró 300€, una alianza, dos pulseras y un collar, todo ello de la esposa de Josep. Antes de salir de la vivienda vio una pequeña habitación con luz y cuando se preparaba para salir, se giró y lentamente se acercó a la habitación. Miró hacia el interior y vio algo que le inquietó: un hombre mayor con la cabeza apoyada en la mesa y quieto como una estatua. Esa rigidez le recordó a su madre inmóvil, su reacción fue acercarse a esa persona y se percató que respiraba dificultosamente y tenía los ojos en blanco.
Juan dejó todo lo que tenía en sus manos, le desabrochó la camisa y dejando reposar en el suelo el cuerpo de Josep, empezó a realizar la reanimación cardiopulmonar, algo que aprendió una de las veces que estuvo en prisión. Cogió el teléfono de la casa y llamó al 112 y solo dijo:

-Persona con un infarto en la calle Giménez Galdós número 35, es urgente envíen una ambulancia.

Acto seguido colgó, siguió con la reanimación y abrió la puerta de la calle. Cuando la ambulancia llegó se encontró una persona en el suelo con respiración muy floja pero viva.

Los servicios de emergencia se pusieron en ayuda de Josep, pero no había nadie en la vivienda, solo una ventana abierta por donde a alguien le pareció ver una sombra que salía de la casa.

Dos días después, Josep no recordaba nada de lo pasado, no vio a nadie en la casa, la ventana dijo que la abrió el por el calor que sentía y cuando regresó a su hogar no encontró nada a faltar, todo estaba en su sitio. Solo le faltaba una miniatura de un corazón que estaba realizando en ese momento, pero no le dio importancia.

Juan ingresó en una clínica de drogodependientes para dejar los malos hábitos que tenía y siempre le acompañó durante su terapia un pequeño corazón en miniatura al cual se agarraba con fuerza cuando tenía el síndrome de abstinencia.

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