La Bruna, la cortina de acero

2021-05-23T11:26:55+01:0023/05/2021|

#lectoropinaCalellaCOM: Julio Garcia Lorca

Después de la película de terror que hemos vivido con LA BRUNA, nos ha quedado más claro a todos el material del que están hechos los diferentes protagonistas que han ido apareciendo por este espectáculo digno del circo romano.

Hemos tenido periodismo del bueno y periodismo del partidista. Cuanto defendieron unos a los otros y que rápido se apuntaron al carro de politizar el problema. Ni las pistolas de los Dalton hubieran disparado tan rápido para intentar acallar al pueblo con acusaciones extremistas con el beneplácito de los verdaderos responsables.

Primero del derecho y después del izquierdo, les faltó el centro.

Que rápidos estuvieron (están todavía) los vecinos, cual Lucky Luke, para expulsar a todos los partidos políticos que intentaron recoger las migas de un conflicto humano…

Parece que todo vale en política y por desgracia la imparcialidad brilla por su ausencia en demasiados medios de información en nuestro país, a todos los niveles.

Gracias a la prensa que quiso escuchar la verdad, por los privados y por el apoyo a los vecinos, gracias por darnos voz y explicar la realidad sin partidismos, gracias por jugaros el físico entrando en la BRUNA para destapar la realidad dentro del hostal y del estado deplorable de las instalaciones y del edificio, razón legal del desalojo que ha salvado al pueblo de este mal sueño. Hace 6 meses, las razones hubieran sido casi las mismas, para reflexionar, o quizás la razón principal fue otra mucho más… sangrienta, de esas que te hacen abrir los ojos de par en par y ver que la cosa va en serio.

Hemos tenido políticos oportunistas que aprovecharon cualquier conveniencia para intentar sacar rédito político, anteponiendo votos a cualquier otra razón en sus actos. Qué poco nos sorprende a estas alturas.

Lavados de cara colgándose medallas después de haber tomado previamente decisiones que nos llevaron a todos a esta situación. Porque el problema ha sido de todos, de los 20.000 vecinos aunque una ínfima minoría no se hayan enterado.

En política, solucionar los problemas que uno mismo ha creado anteriormente no debería contar como aprobado. El aprobado es cuando no se crean problemas desde un inicio, aunque a toro pasado todo son moscas, ya vimos todos en el Marisol de qué iba la película. Segundas partes nunca fueron buenas y la Bruna solo confirmó el dicho.

También salieron de la nada algunas llamadas ONG’s que vinieron corriendo a llamar racistas en una fracción de segundo a todos los vecinos y policías. Yo creo que éstas, en lugar de buenos días, dicen ¡racista!, ya por practicar.

Sin ni siquiera dignarse a hablar con uno solo, uno solo, de los miles de vecinos afectados, tampoco con ninguno de los migrantes que llevan décadas en nuestro pueblo sin ningún tipo de problema, rompiéndose el lomo a trabajar como la mayoría de los mortales.

No perdieron tiempo en insultar vilmente a todos los que estábamos luchando por nuestra tranquilidad y contra la delincuencia, y construyeron un “comunicado” tan solo llevándose la opinión de aquellos que hoy son probados delincuentes extremadamente peligrosos. A éstas les quiero dar una especial mención y me gustaría darle las gracias por darnos a todos un curso avanzado de cémo hacéis las cosas.

Los únicos racistas aquí sois VOSOTROS. Gracias SOS Racisme y Amb papers por abrirnos los ojos.

Solo podemos dar las gracias a todos los policías de todos los colores que han estado por la Bruna, los verdaderos atados de pies y manos para poder entrar a un edificio defendido por encima de todo por unas leyes absurdas de okupación.

Leyes más dignas de ser reglas del parchís donde si entrabas en la casa hacían desaparecer todos tus delitos. El tablero de un parchís desde el cual se les permitía a delincuentes apedrear a viandantes y policías con total impunidad.

La invisible mano de la ley para la mayoría de los mortales se convirtió en el telón de acero, cerrado a cal y canto para los que se dejaron la paciencia y otras cosas en defendernos, aquellos que venían con todas las ganas y a todas horas pero se encontraban día tras día, noche tras noche, atados de pies y manos por la ley en la mismísima puerta del infierno, sin poder entrar detrás de aquellos que los estaban apedreando. Imagino el nivel de frustración… algo falla en esta sociedad cuando la agresión es defendida por una puerta por encima de la seguridad del resto, es demencial.

Unos hurras por los vecinos, activistas, perfiles reales, escondidos, anónimos, abuelitas con cacerolas y su valentía delante de los intolerantes sin escrúpulos que llegaron a robar a unos padres con un bebé de meses por el simple hecho de pasear por delante de La Bruna. Sin escrúpulos, sin humanidad, sin NADA.

Vecinos activistas en la sombra que llegaron a compartir las noticias de La Bruna y de los diarios locales en todo tipo de medios nacionales más de 200 veces al día…. Vecinos que contactaron con más de 20 canales de televisión… el poder de la información.

Que importantes fueron los documentos gráficos aportados por los vecinos preparados para grabar delitos a cualquier hora del día y de la noche. Cuánto daño hicieron a los negacionistas de la Bruna las imágenes de la cruda realidad. Aquellos que intentaron acusarnos de inventar historias, de escuchar fantasmas, de que solo eran “aldarulls sense importància”.

La probada cruda realidad: eran delincuentes apuñalándose en medio de la calle, delincuentes paseándose con impunidad con machetes de medio metro, bates de béisbol o botellas rotas… delincuentes capaces de cometer un homicidio doloso por un teléfono móvil… qué barata puede llegar a ser la vida para aquellos que no quieren vivirla.

Lo que si nos ha quedado clarísimo a todos es que estamos muy solos, navegando en un mar infectado de tiburones que aprovechan la primera gota de sangre para acusar a todos y a todo, con tal de eximir responsabilidades y con el bienestar de los vecinos supeditado al rédito político.

Solo hemos ganado una pequeña batalla, id con cuidado porque el mal sigue ahí fuera. Volverán a intentar robarnos la tranquilidad, pero esta vez estaremos mejor preparados. Estoy seguro de que a muchos ya se le han abierto los ojos en cuanto a cómo funciona “el sistema”. Ante cualquier sospecha, llamad al 112, ante cualquier intento de ocupación, llamad al 112, ante cualquier delincuente, llamad al 112. Si podéis adjuntar imágenes, hacedlo, si podéis enviar videos o fotos, hacedlo. Cuanto más unidos estemos, más difícil lo pondremos a los delincuentes, y cuanto más pruebas tengamos, mas credibilidad tendremos.

En esta sociedad por desgracia hay que probar que dices la verdad, mientras las mentiras se pueden lanzar al viento cual cometas al aire.

Confiarse es empezar a perder. La experiencia nos ha mostrado estos meses que el mundo que conocemos, nuestros barrios y calles, nuestro descanso, nuestras noches plácidas de repente pueden cambiar, a veces claro para mejorar como hoy, pero también en un abrir y cerrar de ojos puede cambiar para transformarse en el mismísimo infierno, para muestra un botón.

Homicidio doloso en nuestras propias narices, la culminación de una sin razón, la guinda del pastel que faltaba, seamos honestos, la chispa que provoca una reacción en cadena, el desalojo como desenlace.

Digno de estudio lo que ha pasado en nuestro pueblo, que se haya tenido que llegar a un nivel de violencia tan extrema que nadie, nadie, había visto antes en Calella.

Esperemos que no se vuelva a repetir.

PD. A los organizadores iniciales de La Bruna ni siquiera pensé en mencionarlos, la cobardía de abandonar el barco en el peor momento, cuando se estaba hundiendo, solo ha sido superada por la cobardía de mantenerse en el escondite durante todo el conflicto. Huir sin ni siquiera avisar a la tripulación que se quedaba a bordo es realmente miserable. Lo peor ha sido vuestro silencio, ni una sola palabra, ni una sola muestra de solidaridad, escondidos detrás del telón viendo como vuestra creación se desintegraba arrastrando a todos los vecinos con ella… nos ha dejado claro en qué liga jugáis, que os vaya bonito, se ruega que no aparezcáis por aquí nunca más.

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