De luces y sombras

2020-06-17T19:33:55+01:0017/06/2020|

Cuando por fin estamos viendo la luz en este calvario que estamos sufriendo, va siendo hora de hacernos una reflexión de cómo afrontar la nueva forma de convivir, que nos proteja ante futuras situaciones similares y no tengamos que depender del acierto o desatino de nuestros afables gobernantes.

Como medida irrenunciable para auto protegernos de esta o futuras pandemias como están pregonando los científicos, y para la prevención de nuestros actos cotidianos, sería el uso de los famosos EPIs, mascarillas y guantes en aquellos casos donde las aglomeraciones impidan una distancia sanitaria suficiente para evitar contactos innecesarios e inadecuados. El uso preventivo de éstos en todos los sectores de nuestra sociedad, en especial de las residencias de ancianos y servicios sanitarios, hubiera ayudado a no propagar esta pandemia, pero una escasez de éstos nos llevó a una trampa mortal en muchas circunstancias.

Hay que agradecer, y lo digo desde el convencimiento de que así es, a todos los representantes políticos de nuestro Ayuntamiento el consenso sin ambages en estos momentos tan difíciles que hemos y estamos pasando, ha sido muy loable al afrontar las medidas necesarias para mitigar, de alguna manera, los efectos económicos así como los sanitarios y sociales que han producido esta pandemia.

Es señal de madurez, ya que en definitiva para eso se les votó, para defender las necesidades reales y no solo las partidistas interesadas de unos pocos.

Es de agradecer que aparcaran sus discrepancias y unidos afrontaran la verdadera utilidad de un estado democrático, para el pueblo y por el pueblo.

Situación desesperante, pero esperanzadora a la vez, de los pequeños y medianos empresarios, así como de los autónomos, que están sufriendo una crisis sin precedentes y que necesitan de nuestro apoyo incondicional para superarlo.

Debemos volcarnos en nuestras tiendas, nuestros comercios, y buscar en ellos lo que necesitemos para poder mantener este tejido comercial, tan crucial para nuestra economía doméstica, como es la de Calella. Este esfuerzo de todos sin duda ayudará a que el impacto económico de la pandemia quede mermado de la manera más útil, con lo que podremos salvar a esta villa de los peores presagios anunciados.

Agradecer de nuevo a aquellos trabajadores que aún teniendo la suerte de haber mantenido su puesto de trabajo, han arriesgado su propia salud en los peores momentos de la enfermedad cuando más fuerte estaba azotando nuestra ciudad. Siguieron al pie del cañón luchando para que la población tuviera los servicios esenciales: basureros, policías municipales, agentes de Gestvia, agentes sociales, voluntarios desinteresados, personal de residencias de ancianos y ¡como no! los sanitarios, a todos ellos les debemos su labor crucial de mantener cierta normalidad en nuestras vidas.

De nada serviría si viendo la luz nos relajamos en las medidas preventivas y haciendo de la responsabilidad un acto inadecuado nos lanzamos al vacío sin paracaídas y nos abandonamos a la suerte de nuestro propio destino. Debemos ser persistentes, el virus puede volver con cierta virulencia y debemos estar precavidos. Con esperanza pero sin bajar la guardia.

Y, como siempre, donde hay luces acechan las sombras, debemos lamentar ciertos actos despreciables que aprovechando el dolor actúan miserablemente con la anuencia de algunos, subidas de sueldos a expresidentes, exconsejeros, subida del 20% del impuesto de sucesiones y patrimonio, nos golpean ciertos personajes de una manera mezquina e intolerable.

Con nocturnidad y alevosía, de manera cruel con sus medidas, aprovecha la alta mortandad en la comunidad en la que gobierna para recaudar y luego malgastar en sus delirios de grandeza.

A estos solo una frase en su recuerdo.

Perdón si, pero no olvido.

¡¡Váyase señor Torra!!

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